¿Has escuchado el “Bolero” de Maurice Ravel?, Si lo has hecho te darás cuenta que comienza como una melodía con muy bajo volumen que poco a poco mientras avanza la música, aumenta su fuerza y su volumen crece, así hasta llegar a un final con una intensidad enorme, algo que en un principio parecía microscópico, se vuelve un enorme gigante.
Es curiosa la amistad entre un gato y un pingüino, en pocas palabras es original y divertida. Lamentablemente no vive tan cerca de donde vivo, por lo que no nos veíamos tan seguido. La música seguía en el aire y de repente una idea inundo mi mente, ir a visitar a mi amigo el Gato. La idea parecía una locura, por lo que me encanto.
Tenía claro que el viaje era largo, pues yo vivo en un lugar frio y mi amigo en un lugar más caluroso. Por el dinero no habría problema, había ganado algo con mis pinturas en hielo que había vendido y tenia suficiente para un viaje rápido. No quise avisarle a nadie de mi decisión repentina, quería que esto fuera ultra secreto. Lo malo fue que tuve que esperar una semana por una tormenta de nieve, mientras estuve preparando el viaje y así fue como poco a poco mi pequeña idea empezó a crecer.
Por fin llegó el día que tanto espere, de hecho era viernes, mi día favorito de la semana. Me fui sin maletas, mi único propósito era ir a ver a mi amigo el Gato aunque solo fuera por un breve momento. Iba a lo inesperado. Comenzó mi viaje, compre mi boleto de autobús el cual me llevó a un puerto, donde tuve que abordar un barco para llegar a una isla donde descansaría una noche. Al amanecer y con una hermosa tormenta eléctrica lejana, aborde el barco que me llevaría a mi destino final. Tuve muy buen viaje, con bellos paisajes y con una sonrisa en mi rostro.
No era la primera vez que visitaba esa tierra, por lo que no se me hizo difícil localizar rápidamente a mi amigo. Por sus cartas sabía que trabajaba en una tienda céntrica y al entrar a ella lo vi de inmediato. Lo salude sorpresivamente y me imagino que para él fue una grata sorpresa, ya que casi se ahogaba con el agua que estaba tomando. Platicamos un breve momento. Hasta esté punto mi plan estaba concluido.
Me pidió quedarme unos días en su tierra, por lo que accedí. Fue un excelente viaje, hubo diversión, mucha platica, fiestas, sabores, juegos y sobre todo paz. Dos noches y tres días estuve en esa tierra extraña con mi amigo el Gato. La mañana del lunes me despedí, prometiendo que muy pronto nuestros caminos se volvieran a encontrar.
De regreso por fin en mi tierra de hielo, me sentía feliz por mi viaje, parecido al Bolero, comenzó como una pequeña idea hasta convertirse en una gran realidad. Lo que me enseño este pequeño viaje es que no hay distancias lejanas, y que mi amigo el Gato, está a la vuelta de la esquina. Solo me quedo una pregunta, ¿Cuál será mi próxima aventura? Nos veremos en otra Cronica mía.
Pd.- Gato fue uno de los mejores viajes que he tenido en mi vida.
Por si deseas escuchar un fragmento del Bolero de Ravel:
http://www.youtube.com/watch?v=8po7FZonP-I